JavGuerra,

El pasado sábado un grupo de amigos de «lo retro» hemos tenido la suerte de coincidir en el MHC de Extremadura para pasar una jornada inolvidable. El museo está ya abierto al público, después de casi cuatro años de duro trabajo. En este post comparto mi experiencia durante la visita.
La visita
Llevábamos planeándolo hace tiempo, el 25 de enero era el día acordado, pero a punto estuvimos de cancelar. Al final, unos cuantos del grupo de los amigos del Museo decidimos apuntarnos y presentarnos en Majadas de Tiétar, Cáceres, donde se ubica el MHC, para hacer compañía a Carlos, su fundador y director, y de paso disfrutar de, lo que a mi se me antoja, el mayor parque de atracciones de la informática retro en España. Fue, sin duda, una visita inolvidable.
El museo
Ubicado en una nave reconvertida ver vídeo, el nuevo Museo se trasladó desde la ciudad de Cáceres a su nueva ubicación para, principalmente, poder ampliar su área de exposición, y esto es decir poco. Ahora cuenta con una cantidad enorme de máquinas ordenadas cronológicas en decenas de mesas expositoras, y Carlos pasea entre ellas contando infinidad de anécdotas de la informática retro y de cómo logró hacerse con cada una de estas máquinas.
De su colección yo destacaría la «Olivetti Programma 101», un ordenador (algunos dicen que es una calculadora) de los 60 que tiene mucho de historia de la informática de Europa.
Puedes conocer algo más sobre esta máquina en el documental Olivetti Programma 101 La máquina que cambió el mundo, que es un video de 52 minutos apasionante.
Te recomiendo que veas la galería de fotos para conocer otras maravillas que atesora el museo, aunque no están todas, para no desvelar la sorpresa, como la extensa colección de ordenadores Apple que contiene, y sobre todo de recomiendo su visita si eres de los que les apasiona la historia de la Informática.
Los visitantes
En torno a las 10 a.m. fuimos llegando, cada uno desdes sus respectivos hogares, y tras el primer café, nos dedicamos a echar un cable con pequeñas tareas de acondicionamiento. Algunas máquinas se nos resistieron, y nos llevamos algún susto, pero disfrutamos enormemente de ese proceso.
También se añadieron nuevas donaciones de material al museo.
El grupo de visitantes.
El almuerzo fue un momento muy agradable, con conversaciones tan nutritivas como las viandas que cada uno de nosotros pusimos en común. Se nota el buen rollo de este grupo de amigos ya entrados en años, y de la nueva generación que nos acompañaron ese día de la mano del hijo de Carlos.
De fondo, la película «Piratas de Silicon Valley» y música de Kraftwerk. ¿Se puede pedir más?
Después de ello seguimos «enredando». Un servidor de SGI se nos resistió, al menos por ahora. Será en la siguiente visita que lo pongamos a funcionar, si no se nos adelanta Carlos.
Caída la tarde, cada uno fue despidiéndose, y el museo quedó en silencio. ¡Quien pudiera volver cada semana para visitar estas máquinas que son parte de nuestra vida! y a Carlos, que nos brinda la oportunidad de tener acceso a ellas.